martes, 24 de enero de 2017

ESCRITO RECIBIDO DE JOSÉ LUIS ORTEGA CASTILLO

Buenas, mi nombre es José Luis quiero denunciar públicamente un hecho no humano hacia mi persona. Tengo 36 años y un camino no fácil para llegar a estos. Nací en una familia trabajadora de obreros de Arcos de la Frontera en la cual estoy afincado desde que nací, y me siento orgulloso de ser de aquí.

A los 11 años mi vida cambia, me predestinan un cáncer en la rodilla (un tumor llamado ostesarloma) mi vida da un giro muy fuerte, me destinan al hospital Virgen del Rocío (Sevilla) hay empieza una lucha, una lucha de las de verdad, una lucha contra la muerte. En esos años 1991, 1992 y 1993  fueron años donde la quimioterapia es fuerte en mi cuerpo para matar al cáncer, en esos años me extirpan la rotula, quedando cojo y sin rodilla (me salvan la pierna, pero esta no será la misma). A los meses de terminar el ciclo de quimioterapia me aparece una infección (estafilococos) la cual estaré luchando durante muchos años para no perder la pierna. EL hospital y quirófano serian mi casa y mi seguridad para seguir hacia delante , después de incorporarme unos fijadores y traspasarme el fémur roto para un alargamiento de hueso interior mi lucha seguiría. Estando en el hospital un día siempre creyendo en mi fabuloso medico y gran maestro de vida don Manuel Ruiz del Portal me dice:
               -Cateto, se acabó el hospital.
Yo le respondo:
               -¡Pero si no tengo unidas las extremidades!
El me responde a buena fe:
               -Tienes que hacer vida, si sigues aquí tu vida será un infierno.

Dejo el hospital, intento hacer mi vida normal, esa vida que es fácil para mí, no era tan fácil; con solo no poder llevar el paso de la gente era un calvario (me quedaba detrás) no era fácil a esa edad. La vida sigue, estudio lo que puedo, mucha gente me apoya, en primer lugar mi familia.

En este intervalo de hacer vida normal aparece una entrevista de trabajo la cual es indispensable ser minusválido, era un quiosco en un instituto. Participo en ella, me eligen, mi vida pega un giro, me siento útil y además querido por una comunidad educativa y esto me empuja a seguir trabajando y hacer de esta vida una lucha, todo está bien, sigo trabajando, la gente me apoya en mi trabajo, me dan fuerzas para seguir adelante.

Hace 3 años la directiva del I.E.S. Guadalpeña cambia y con ella los planes de mi futuro, de una persona con una minusvalía de  un 47%, el cual debido de estar cojo y con la pierna recta y acortada, no puede hacer esfuerzos y mantener unas acciones como una persona normal. La persona que se hace cargo de la dirección actual, el director de este centro me hace participar anualmente e intentar aumentar mis propuestas de mejoras y económicas, yo mantengo mis precios populares, mis ofertas (Esto no es un trabajo para lucrar al instituto, ni que la persona que trabaje aquí tenga que perder sus ganancias para favorecer al centro, ya que este dispone de sus subvenciones).

El sr. Director ejerce su tiempo en ser director y político así que mejor acción en hacerse creer en concursos públicos y mantenerse dentro de unos márgenes de buenas opiniones en ello presenta un anexo para la cafetería del centro, jugando con el puesto de un minusválido de 47%.




No siendo este concurso público valido por muchos factores, entre ellos la puntuación subjetiva, el cual sería una elección a dedo disfrazada ya que la puntuación se realiza de 0 a 10 en 2 aspectos (ambas sin especificar)
               1º valoración económica
               2ºvaloracion de ejecución
 Otros como el empadronamiento (estar afincado en Arcos de la Fra.), etc. No colabora con los demás concursos públicos que representan los organismos correspondientes. Con lo dicho y ejerciendo mi derecho a la denuncia pública, quiero dejar constancia que la mayoría de la comunidad educativa está con migo, el director consta un resultado de 21 a 21 y se decanta junto el consejo escolar por otra persona no minusválida, y mi labor durante 13 años y vuelvo a repetir con la comunidad educativa a mi favor, me deja fuera de este servicio sin ningún tipo de humanidad a mis circunstancias físicas, ante la vida y con desconcierto ante donde podré trabajar ya que mi discapacidad me impide hacerlo en muchas cosas. Con una inversión hecha tras 13 años en la cafetería y con suministro en ella.

Esto no es humanidad y mi protesta ante ellos más, que me deja fuera y dice ser concejal de I.U. Villaluenga  ¿Dónde está la humanidad? Pido mi reinserción en los servicios del regentado de la cafetería del I.E.S. Guadalpeña

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