Un hombre de Dios
llegó a las afueras de una aldea.
De pronto llegó corriendo uno de los vecinos
y le dijo:
- La piedra, ¡dame la piedra preciosa que posees!
-¿Qué piedra? - preguntó el hombre de Dios.
- La otra noche tuve una visión que me dijo
que si al anochecer salía de la ciudad,
un hombre de Dios me daría una piedra
que me haría rico para siempre.
El hombre de Dios rebuscó en su bolsa
y extrajo un diamante:
- ¿Te refieres a ésta?
La recogí ayer en el bosque. Ténla.
El vecino la observó admirado.
Era el diamante más grande y bello
que jamás había soñado.
Lleno de alegría regresó a su casa.
Durante la noche no pudo dormir.
Al día siguiente regresó
donde el hombre de Dios y le dijo:
- Dame la riqueza que te permite desprenderte
tan fácilmente de este diamante.
Moraleja: Todos buscamos la verdadera riqueza pero no sabemos que la tenemos en
nosotros, en este mensaje el que obtuvo el diamante quizás le intrigó del
porque un hombre le regala un diamante tan fácilmente, la verdadera riqueza y
la cual todos no notamos cada dia es empezando por la vida, Dios nos despierta
todos los dias y por eso debemos estar agradecidos, la vida es la riqueza mas
codiciada porque cuando se termina ya no hay vuelta atrás. Valoremos la riqueza
que Dios nos regala y seremos felices aun sin los diamantes mas preciosos!
Autor desconocido
No hay comentarios:
Publicar un comentario