sábado, 22 de noviembre de 2014

BUENOS DÍAS DESDE ARCOS DE LA FRONTERA A TODO EL MUNDO

Recuerdo de mis días de adolescente, que a mi mamá le gustaba hacer el desayuno, el almuerzo y la cena.

Una noche, hace ya más de 40 años, después de un largo y duro día en casa, mi madre sirvió en la mesa un plato de huevos, salchichas y pan quemado frente a mi padre. ¡Recuerdo estar esperando para ver si alguien lo notaba!

Sin embargo, aunque mi querido padre lo vio, tomó un pan, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela.
No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y comérselo todo.

Cuando me levanté de la mesa esa noche, escuché a mi madre darle las disculpas a mi padre por los panes quemados. Nunca voy a olvidar lo que él dijo: 

"Tranquila gordita, me encanta el pan quemado." 

Más tarde, esa misma noche, fui a despedirme de mi padre y le pregunté si a él, en realidad, le gustaba el pan quemado. Me abrazó y dijo: "Tu mamá tuvo un día muy duro, está muy cansada, y además, el pan un poco quemado no le hace daño a nadie”…



La vida está llena de cosas y personas con defectos. Yo no soy el mejor en casi nada, me olvido de los cumpleaños, de los buenos modales y aniversarios como mucha gente. Pero lo que he aprendido con los años, es a aceptar los defectos de cada uno y he decidido olvidar cada una de las diferencias con los demás. Esto es una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera... donde un “pancito quemado” no va a romper un corazón.

Podríamos extender esto a cualquier tipo de relación. ¡De hecho, la comprensión es la base de cualquier relación; ya sea esposo-esposa, o padre-hijo o maestro-estudiante... o cualquier tipo de amistad!

Así que, 'Por favor: ¿me pasas un pan?' y 'Sí… no te preocupes, el quemado está bien'…

Seamos más amables de lo necesario, posiblemente muchas de las personas que conocemos, en este mismo momento, están librando algún tipo de batalla.



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