viernes, 24 de octubre de 2014

ENCUENTRO VECINAL EN JÉDULA

El pasado viernes 17 de octubre tuvo lugar un nuevo Encuentro Vecinal en la sede de Izquierda Unida en Jédula. El acto central contó con la generosa participación del cantaor Pepe Alconchel quien, acompañado siempre del acertado sonido de la guitarra de Miguel Chamizo, hizo un hermoso recorrido por la geografía del cante flamenco. Los numerosos asistentes al acto asistimos al nacimiento de las malagueñas de Juan Breva, los fandangos valientes del Niño de Gloria, de Pepe de Aznalcóllar, las colombianas elegantes de Pepe Marchena, y, como broche de oro, pasada ya la medianoche, alegrías y bulerías de Cádiz.
Este Encuentro estuvo organizado por el Responsable de IU en Jédula, Juan Manuel Asencio Navas, y el Responsable del Área de Cultura, Juan Bosco Navarro. Asistieron al acto vecinos de Jédula, cantaores aficionados, y miembros de la Asamblea de Izquierda Unida junto al Coordinador Local, José Antonio Calderón. Esta nueva actividad en Jédula surge a iniciativa del cantaor Pepe Alconchel tras su generosa participación, el pasado agosto, junto a otros cantaores, en el Encuentro organizado por IU a beneficio de Cáritas, actividad que contó con la asistencia y solidaridad de los vecinos de Jédula
El flamenco que hoy conocemos data del siglo XVIII, y tiene como base la música y danza andaluza. En su origen aparece la gran influencia de la tradición oral española (romances, villancicos, fandangos, seguidillas), el mestizaje cultural existente ya desde el siglo XV en Andalucía (castellanos, judíos y moriscos) y la gran aportación de la cultura gitana; Es cierto que hay comunidades de etnia gitana en amplios territorios del mundo, pero no podemos olvidar que el flamenco tiene su nacimiento en Andalucía.
El cante, el toque de la guitarra y el baile muestran la cara esencial del flamenco, declarado en 2010 por la Unesco “patrimonio cultural de la humanidad”. Son muy diferentes las opiniones acerca del significado de la palabra flamenco: para unos proviene de la música de los fellah min gueir”, término árabe para designar a los campesinos moriscos sin tierra, integrados en las comunidades gitanas, ya que ambas sociedades eran consideradas minorías étnicas, situadas al margen de la cultura dominante. Otros estudiosos hablan de que el origen de la palabra flamenco está en la expresión utilizada en el norte de Marruecos, “fellah-mangu” para referirse a los cantos de los campesinos. Para otros, sería una palabra de germanía, de argot popular, para referirse al carácter fogoso e inflamado de los gitanos. En cualquier caso, queda claro que el flamenco es la manifestación de una cultura popular que nace y pervive en las sociedades agrarias más pobres de Andalucía, jornaleros y braceros que no son dueños de la tierra que trabajan, y gitanos caldereros que golpean el hierro contra el yunque en la fragua, hombres y mujeres que necesitan desahogar el dolor de estar vivos, o expresar con su cante y su baile las pequeñas alegrías que reciben. Y así, el flamenco permanecerá recluido en el campo, en los talleres, para ser transmitido más tarde de uno a otro barrio, como patrimonio artístico de una pequeña comunidad de andaluces, hasta llegar a las ciudades con la creación, en 1842, de los primeros cafés cantantes, donde surgirán los cantaores y músicos profesionales, y donde tendrá lugar la transformación musical que harán los gitanos de los cantos populares del folclore andaluz (seguidillas, sevillanas, fandangos, verdiales y trovos). El flamenco estiliza la tonada popular hacia lo culto, sin perder nunca su sabor popular. En 1881 el cantaor Silverio Franconetti  abre el primero café cantante flamenco donde los cantaores y músicos no gitanos van a aprender cantes nuevos gitanos, y estos reinterpretarán, a su manera, los cantes del folclore andaluz. Se dará, pues, una convivencia de estilos diferentes así como una ampliación fructífera del repertorio de cantes y de toques de la guitarra.
También en 1881 se imprime en Sevilla el primer estudio sobre este nuevo arte: “Colección de cantes flamencos”, de Antonio Machado y Álvarez, padre de los poetas Antonio y Manuel Machado. En 1922 el músico gaditano Manuel de Falla y el poeta Federico García Lorca convocan un concurso de cante jondo en Granada, certamen donde solo podían participar cantaores aficionados, para velar por la pureza del cante y del toque. Don Antonio Chacón cantaor relevante en estos años presidió un jurado que eligió como ganadores a “El Tenazas” de Morón de la Frontera, y a Manuel Ortega, niño sevillano de 8 años que conoceremos luego como Manolo Caracol.

La generación del 27 va a suponer el reconocimiento, en toda España, del flamenco por intelectuales y estudiosos de este arte, y en 1958 se fundará en Jerez la primera Cátedra de Flamencología. A partir de aquí, escritores tan reconocidos como Manuel Ríos Ruíz y José Manuel Caballero Bonald dedicarán su esfuerzo literario al mejor conocimiento y divulgación del flamenco. (resumen de la conferencia "El Flamenco, de la mano de Pepe Alconchel" )

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