domingo, 31 de agosto de 2014

BUENOS DÍAS DESDE ARCOS DE LA FRONTERA

Es normal tener miedo ante lo nuevo, el miedo es una reacción natural frente a una situación que nos toma por sorpresa y que obviamente desconocemos. El miedo es, también, la afirmación más clara de nuestra humanidad.
Y eso lo aprendemos desde pequeños cuando damos nuestros primeros pasos.
Para aprender a caminar, uno tiene que tropezarse, golpearse, levantarse, caerse varias veces, levantarse y otra vez volver a caer; pero sobre todo vencer el miedo, vencer el círculo de temores que antecede a la primera caída…
Con el amor sucede algo parecido, uno tiene necesariamente que equivocarse, y a veces perseverar en el error, sin escuchar a nada, ni a nadie. Y entonces uno sedescubre como en la primera infancia, cayéndose una y otra vez, golpeándose con la misma piedra, venciendo los más grandes temores, pero sobre todo, aprendiendo…
El mundo nos ha enseñado con razones justificadas a desconfiar, a tener miedo de todo lo que brilla en medio de la oscuridad, a mirar con malicia y cierto prejuicio a la mano que se extiende en la desgracia.
La frase “nadie hace nada a cambio de algo” está colgada sobre nuestras cabezas como una Espada de Damocles y nos hace retroceder ante lo nuevo, por más que éste de visos claros de sinceridad y honestidad moral, la cultura de la desconfianza nos hace estar siempre a la defensiva en todos los aspectos.


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