domingo, 8 de junio de 2014

BUENOS DÍAS DESDE ARCOS DE LA FRONTERA

VOLVER A LA JUVENTUD

Cuando el duro invierno canadiense ha perdido su fuerza, el hielo que cubre las aguas del Río Nass se resquebraja, las truchas arco iris del Pacífico que se habían congregado en el fiordo de Portland emprenden el recorrido anual río arriba, hacia el lugar donde nacieron para cumplir con el ritual del desove.
Impulsados por un instinto ancestral los peces recorrerán más de 200 kilómetros río arriba hasta alcanzar los 3000 metros de altitud. Recorrerán todo el camino corriente en contra sorteando obstáculos y depredadores casi sin alimentarse. El increíble esfuerzo hará que el animal vaya envejeciendo cada día a un ritmo muy acelerado. Las mandíbulas se deforman, la espina dorsal se curva, las branquias se agrietan y la calcificación de las arterias adquiere una dimensión sobrecogedora, prácticamente mortal.
Al arribar al lugar de apareamiento las hembras expulsarán los huevos y se requerirán dos machos para fecundarlos ya que una sola hembra puede poner hasta 20.000 huevecillos en una sola temporada. Finalizada la puesta las truchas arco iris no mueren como sus parientes los salmones. Arrastrados por la corriente, sus cuerpos prematuramente envejecidos y al borde del colapso emprenderán el camino de regreso al mar.
El viaje de regreso es sencillo y sin esfuerzo, liberados del estrés por llegar a tiempo a la puesta, se dejarán llevar río abajo, deteniéndose a descansar y alimentándose adecuadamente. En este camino de regreso se produce el maravilloso milagro. Los animales van rejuveneciendo kilómetro a kilómetro. Lo que más llama la atención de este cambio es la notable y veloz descalcificación de las arterias que desaparece por completo. La espina dorsal pierde la curvatura y la mandíbula toma su aspecto normal. Al llegar al mar son de nuevo ejemplares jóvenes y fuertes.

Al año siguiente ocurrirá lo mismo, y al otro y al que le sigue. La trucha arco iris podrá envejecer y volver a la juventud al menos cuatro veces a lo largo de su vida. Los seres humanos, sometidos al estrés y al esfuerzo intensivo suelen presentar síntomas de envejecimiento prematuro no sólo en su aspecto si no en alteraciones de su sistema circulatorio. El descanso, una dieta balanceada y un período sin sobresaltos favorecen la recuperación del aspecto y la salud en general. Tito Rodríguez-Director
Instituto Argentino de Buceo

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