ESA FLOR
Aquel día
llegué al mismo lugar donde por mucho tiempo había llegado tantas veces, a ese
lugar donde reside mi cuerpo.
No había
nadie,
Me quedé pensando, ahí parado, mi hombro cansado se dio por vencido y no pudo
mas sostener aquel peso, dejé caer mi mochila, en la que cargaba a diario
pensamientos, problemas, responsabilidades, alegrías y tristezas.
Cayó vencida
al igual que yo a su par en la cama sin hacer nada, cansado de todo, de todo
hasta de mi mismo, tanto era mi cansancio que empecé a dormitar y soñar, un
sueño en el que me encontraba en un extenso campo verde, el aire entraba en mi
cuerpo llenando de vida mis pulmones y observando el cielo despejado y
más azul que otras veces, era real mente satisfactorio estar ahí recostado.
Y empecé a
fantasear, cerré los ojos, fantaseaba con aquel rostro jamás antes visto,
aquella fisonomía, aquel cabello, aquella nariz, aquellos ojos, aquella boca,
aquel ser nunca antes presenciado ante mí, su pensar hizo que mi cuerpo sacara
un suspiro y una risa nerviosa.
Justo
entonces, el aire que pasaba por mi rostro me obsequió los olores más hermosos
jamás antes percibidos por mi oler, eran los perfumes más dulces que nunca
había imaginado.
Me levanté
sin abrir los ojos para disfrutar mejor el momento. Seguí el olor y giré mi
cabeza, haciendo esto abrí mis ojos y alcancé ver a lo lejos un campo de
flores, eran flores multicolores que parecían brillar con el sol, aquel
espectáculo era excitante y me invitaba a explorarlo.
Me levanté
pero tropecé, ¿por qué?, entonces me di cuenta de lo que me pasaba, era
diminuto, me di cuenta que todo era demasiado grande para mí y peor aún, aquel
lugar paradisíaco se hacía imposible ahora.
Escalé por
una planta y logré ver que las flores seguían ahí -NUNCA LLEGARÉ, NUNCA LO
LOGRARÉ- me dije, y me quedé sentado en esa planta observando esa impotencia de
lo que me había convertido, de lo cruel que era la realidad y de quedar ahí.
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