viernes, 2 de mayo de 2014

Más de treinta artistas de primer orden emocionan a un Palacio de Congresos abarrotado, en un espectáculo histórico en cuanto a calidad artística de la linea







El universo flamenco se rinde a Quino

Más de treinta artistas de primer orden emocionan
 a un Palacio de Congresos abarrotado, en un espectáculo histórico en cuanto a calidad artística 



Es seguro que los flamencos irrepetibles que ya están en el cielo se emocionarían junto a Quino el sábado por la noche al ver cómo sus hermanos, aquí abajo, le rendían tributo desde lo más profundo de su alma gitana. Porque el Palacio de Congresos de La Línea, abarrotado, se convirtió en un punto neurálgico del universo flamenco, en un festival de impresionante calidad, difícil de repetir, que congregó durante más de seis horas a una treintena de artistas. Que no solo participaron altruistamente, sino que se vaciaron literalmente, derrocharon duende y compás y emocionaron a un público entregado a reconocer la importancia del guitarrista linense Quino Román a través de una escultura en su ciudad natal.


Al presidente de la Peña Flamenca Cultural Linense, entidad organizadora del Festival, Enrique Morales, le costó sintetizar tantos agradecimientos que tuvo que hacerlo en varios tramos durante su presentación de la primera parte del espectáculo. A los artistas, a las peñas flamencas de la comarca, al Ayuntamiento linense, al escultor Nacho Falgueras, a la Asociación Amantes de la Copla, a las empresas colaboradoras, a los voluntarios, al público y un largo eccétera que prueba cómo la solidaridad y el arte, tanto arte, derriban los muros de la crisis cuando merece la pena. Éste, sin duda, era el caso. A falta de conocer los detalles de la recaudación, Morales informó al patio de butacas de que “en muy poco tiempo la escultura de Quino Román será realidad”.

 El recuerdo de respeto y admiración a Joaquín Román Jiménez se fue tornando en emoción desde el comienzo del espectáculo, cuando la guitarra tomó protagonismo en primer lugar de las maravillosas manos de Jesús Román, hijo de Quino, acompañado por un alumno de la Escuela de Jaén. El recuerdo de ambos a las notas de Paco de Lucía arrancó los primeros aplausos. Ovaciones de corazón, que se repetirían en incontables ocasiones durante la noche. La copla de la pequeña Alba Román también dejó garantías de continuidad para la tercera generación. Y aquello solo era el principio.

Si la actuación de Nano de Jerez conmovió a los espectadores por su forma particular de ofrecer los cantes de Jerez, la de Manuel Molina elevó al público, inmerso en la poesía flamenca más bella y bohemia de este singular intérprete.

Si el cante más puro de Juan Delgado, Canela de San Roque, José Canela, el joven pero sabio José Montoya, Pedro El Granaíno y Rancapino hijo brotó en el Palacio, la gracia y el duende de lo jondo de Rancapino padre cubrieron las expectativas de los aficionados. Hubo momentos muy especiales en las actuaciones de David Morales, José El Gallo, Jose El Pañero o Esperanza León.

La guitarra flamenca más esperada llegó cuando Tomatito, acompañado por su amplio grupo de guitarristas, cantaores y palmeros, apareció sobre el escenario. El guitarrista, que durante años acompañó a Camarón, supo entregar al público lo que demandaba, la creatividad musical desde la frescura.

Otras guitarras también sonaron a homenaje sincero hacia uno de los suyos. El propio Tomatito Hijo, José De Pura, Dani Casares, José Bustamante, Antonio Peralta, Lalo Macías o José Monge, hijo de Camarón, le tocaron a Quino con el alma.


No subieron al escenario, por motivos de salud, Chiquetete y Erika Leiva, presente no obstante en la sala. En su lugar actuaron Yolanda Figueroa quien, acompañada a la guitarra por Jesús Román, se arrancó con su torrente de voz con La Salvaora por bulerías y encandiló a los presentes. Kimera Campos interpretó una copla y la flamenca Remedios Reyes levantó al público con su arte en los cantes de ritmo y su baile espontáneo.

La esposa de Quino, Curra; Dolores Montoya La Chispa y la familia entera del guitarrista linense presenciaron el espectáculo y se mostraron totalmente agradecidos por los incontables apoyos y la respuesta conseguida. La Línea ya no olvidará nunca a Quino. Y el universo flamenco también ha tomado nota de la calidad de su homenaje. Ahí queda eso.

Tanto los familiares de “Quino Román” como los socios y socias de la Peña Flamenca Cultural Linense, desean agradecer a los aficionados y a las instituciones municipales sus apoyos para que este festival fuera un éxito y se recaudara los fondos económicos necesarios para hacer posible la fundición de la escultura homenaje al guitarrista linense.





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