viernes, 11 de octubre de 2013

NUEVO DÍA

Estás a punto de expirar la paradoja, extraes las astillas que te cautivaron, aquí y allá buscas pretextos ilusorios. Sin darte cuenta que te encuentras solapado.
Tu tren marchó tantas veces hacia el suplicio, y tus acciones réprobas, resplandecían. Fuiste testigo de tu burla, de tu tope, viviendo de tu torbellino, siempre audaz. Hoy no obtener más tu deleite, apaciguas tu perceptible desnudez, y tu presente prematuro, no va a convalecer.
Ya no hay lugar donde ocultarse, la ortiga ya se marchitó entre la sal.
Las horas que te están envejeciendo, serán tu fruto precoz. Vagas buscando el espejismo de un error, que al fin termina
siempre convenciéndote. Aún no intentas ni persuadir tu paradoja, y lento te crees quemar de frío.
Ya no hay más hombros para lagrimear, pero tampoco lo querrías hacer, tu propio juicio sofocó, la tempestad de tu visión. Ya no crees tus benditas palabras. La espera ya te abandonó (y no vendrá). Tu torpe y sucio lazo ancestral, es el espejo de tu era.

Este texto fue creado también en mi etapa de internación, escrito unas semanas antes de terminar el tratamiento. En el reflejo aquel momento, sin nada con que exiliarse de la realidad, donde no existen excusas, ni escapes, sólo es la realidad y el precio de remendar, una vida destrozada.

ANONIMO

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