“No tendrás lo que pides, ni
podrás tener nada de lo que quieres. Y ello por que tu propia petición es una
afirmación de tu carencia, y el decir que quieres una cosa únicamente sirve
para producir esa experiencia concreta -la carencia- en tu realidad.
Por lo tanto, la oración correcta no es nunca de súplica, sino de gratitud.
Cuando das gracias por adelantado por aquello que has decidido experimentar en
tu realidad, estás efectivamente reconociendo que eso está ahí . . .en efecto.
La gratitud es, pues, la más poderosa afirmación.
Así pues, no supliques nunca. Antes bien, agradece.”
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