Un nutrido grupo de atletas pertenecientes al Club Atletismo Ciudad de
Arcos se desplazó el día 6 de Enero (día de Reyes)a la
vecina localidad de Espera para disputar la 33ª edición de la clásica‘Marathón del Pavo’, una atípica y exigente prueba de 16.500 m que
como es tradición coincide anualmente con el fin de las fiestas navideñas y que
bien sirve para acometer los buenos propósitos del año entrante, además de aprovechar para aplacar algunos
excesos con el turrón, los
buñuelos y los pestiños.
Se levantó una soleada mañana
casi primaveral, ideal para disfrutar de
una preciosa jornada de atletismo popular.
La organización (con gran acierto) fijó la hora de inicio de la carrera
de adultos a las 12 del mediodía, así que
todos los participantes tuvieron tiempo para desenvolver sus respectivos albornoces, perfumes y maquinillas de
afeitar, endosarse un buen desayuno en el cuerpo y poner rumbo a este bonito
pueblo famoso por su aceite de oliva y sus espectaculares molletes artesanos.
Como en todas las ediciones de
esta antigua carrera, nada más llegar pudimos disfrutar del hermoso y cálido
ambiente que aportaban decenas de
elegantes lugareños que aguardaban expectantes el inicio de las diversas
competiciones que se celebraban durante la mañana en la plaza céntrica del
pueblo (junto al Bar de Frasquito, vamos).
Tras la celebración de las
respectivas carreras infantiles dominadas casi íntegramente por la cantera del Club Atletismo Corretrochas de El Gastor
(es admirable como inculcan el atletismo a los más jóvenes en este pequeñito pueblo de la Sierra de
Cádiz), daría comienzo la prueba de adultos. Casi una centena de atletas (en su
mayoría provenientes de la Sierra de Cádiz así como del sur de la provincia de
Sevilla) se dieron cita junto al concurrido arco de salida, cuando justo a las 12:00 h el alcalde dio el
pistoletazo de salida que desencadenó que una estampida de ansiosos corredores
se lanzara vertiginosamente por las sinuosas calles del pueblo impulsados por
la típica emoción de los primeros metros de carrera.
Hay que decir que el recorrido
tenía su miga, después de la fulgurante
salida, había que callejear un par de kilómetros por el casco urbano hasta alcanzar la salida de la ciudad donde comenzaba el tramo interurbano del
trayecto. Éste era la parte más larga y dificultosa de la carrera, ya que había que acometer distintas carreteras comarcales plagadas de
tendidas pero interminables subidas y bajadas además de atravesar un pedregoso
carril de perfil ondulado donde se hacía tremendamente difícil adquirir ritmo; ello, unido a las singulares características de la
prueba, originó que el grueso de participantes hiciese la mayor parte del
recorrido casi en solitario, eso sí,
afortunadamente, toda la travesía estuvo
amenizada por los numerosos puntos de avituallamiento donde las simpáticas
voluntarias de la organización animaban y ofrecían agua fresca y gajitos de dulces naranjas autóctonas a
todos los corredores.
Tras el último
aprovisionamiento, había que abordar la
subida finalantes de entrar de nuevo en el pueblo (no era otra que la
gigantesca cuesta de la chatarrería que te encuentras cuando vienes de Sevilla
y entras en Espera), que por lo que pude comprobar tras compartir impresiones,
casi todos los corredores la tenían presente desde la salida y fueron dosificando fuerzas durante el
camino para intentar no ‘pinchar’ en esa
última rampa. Una vez coronado el ‘temido’ ascenso, numerosos vecinos recibían
a la entrada del pueblo a los exhaustos atletas
(que llegaban a cuentagotas) entre gritos, palmas y algarabía, dándoles el último empujón para llevarlos en
volandas hasta la animada y abarrotada línea de meta.
A destacar la actuación de la
atleta arcense Manoli Núñez Calderón que consiguió subirse al pódium como
subcampeona absoluta en la categoría de féminas y al resto de corredores
arcenses y del Club Atletismo Ciudad de Arcos que en líneas generales rayaron
todos a muy buen nivel.
Tras la entrega de los típicos pavos (a los primeros
clasificados) y los distintos trofeos, la organización invitó a todos los participantes, familiares y
vecinos de la localidad a una magnífica convivencia donde pudimos disfrutar de
primera mano de las espectaculares dotes culinarias de las mujeres espereñas
que agasajaron al personal con refrescantes picadillos, una exquisita comida de
garbanzos , un guiso de choricitos al vino que quitaba el sentido, además de no
escatimar en cervecitas fresquitas y coca-colas por doquier. Si señores, todo
un lujo.
Por todo ello no me queda otra que dar mi enhorabuena al
Ayuntamiento de Espera por la extraordinaria organización y por ofrecernos cada
año la posibilidad de poder vivir una
jornada tan bonita de atletismo popular.
P.D.: No sé a
vosotros, el choricito estaba riquísimo,
pero me estuvo dando guerra toda la tarde del domingo… J
PACO VÁZQUEZ
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