La mayor
fortuna de todas es la felicidad. Como seres humanos, independiente de nuestro
estatus social, somos muy afortunados cuando estamos felices. No la felicidad
temporal, que se termina en la primera pelea, sino la felicidad eterna, que
existe adentro del ser. Es la felicidad que viene del conocimiento de que soy
un ser espiritual, más allá de las limitaciones físicas. Aunque vengan
problemas, somos seres grandiosos en todo sentido de la palabra.
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