Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada
El origen de la frase se
remonta a la época de las grandes peregrinaciones a Santiago de Compostela,
hacia el año 1080. Refiere la historia que 3 peregrinos
alemanes -una pareja y su hijo- decidieron hospedarse en una venta de Santo
Domingo de la Calzada (La Rioja). La hija del posadero se enamoró locamente del
joven peregrino, pero éste no respondió a aquella súbita pasión y rechazó sus
pretensiones. La moza, despechada, introdujo una taza de plata en el zurrón del
mancebo. Cuando la familia de peregrinos
abandonaba la posada para marchar a Santiago, la hija del posadero corrió a
denunciar el hurto a la justicia. Perseguidos y hallándose el objeto sustraído
en la mochila del joven, éste, sin posibilidad de exculparse, fue ajusticiado y
ahorcado. Sus padres prosiguieron la romería y, cuando días más tarde, de
regreso en Santo Domingo, pasaron por el cadalso, advirtieron con estupor que
su hijo estaba vivo junto a la horca. Los padres del mozo, convencidos de que
había sido un milagro del Apóstol Santiago, fueron a pedir al corregidor que lo
dejara libre. Pero éste manifestó en tono burlón: "Tan cierto es eso como
que vuelan esas aves (un gallo y una gallina) que se están asando en la
lumbre". Dicho lo cual, las aves aludidas
salieron, en efecto, volando. El prodigio corrió de boca en boca y el dicho
Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada quedó
enraizado en el lenguaje popular para aludir a un hecho extraordinario o cuando
se pretende conocer la verdad de una situación en entredicho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario