Creo que la vida debería ser
una celebración. Son demasiados los creyentes que no disfrutan la vida, y aún
menos los que la celebran. Mucha gente ama verdaderamente a Jesucristo y va
camino al cielo, pero muy pocos disfrutan el viaje. Por muchos años fui una de
ellos... y así era Marta.
Marta estaba ocupada haciendo
lo que yo acostumbraba hacer: correr de un lado a otro, para impresionar a Dios
y a todos. Complicaba mi relación con el Señor porque tenía un enfoque
legalista de la justicia. Buscaba muchas cosas: respuesta a mis dificultades,
prosperidad, sanidad, éxito en mi ministerio, cambios en mi familia. Solo me
sentía bien cuando estaba haciendo algo. Y me incomodaba la gente como María,
que sabía disfrutar sin esmerarse tanto. Pensaba que ellos deberían hacer lo
que yo hacía.
Mi problema era que tenía todo
de Marta y nada de María. Amaba a Jesús pero no había aprendido acerca de la
vida sencilla que Él deseaba que yo viviera. Descubrí que la respuesta tenía su
raíz en la fe, conocer lo que significaba sentarse a los pies de Jesús,
escuchar sus palabras, y confiar en Dios con toda mi alma y corazón.
Si quieres vivir una vida
complicada, compleja, sin gozo, intenta realizar lo que no pueda hacerse sin
Dios.
Ama a Dios y Disfruta la Vida
Joyce Meyer
Joyce Meyer
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