viernes, 9 de noviembre de 2012

SALVADOR HUESO SAÑUDO ..... El precio de gobernar


El precio de gobernar


Puestos a valorar todo tiene un coste en la vida y como no podía ser de otra manera los regímenes políticos, cualquiera que sea su ideología, no pueden ser una excepción. No hay entes que se muevan que no generen al menos dos cosas: trabajo (entiéndase ingreso) y gasto, así que, para que resulten rentables el capítulo de los ingresos debe ser superior al de lo que salga.
El concepto de democracia, según parece de la unión de las raíces de dos palabras griegas y que en su conjunto vienen a significar algo así como poder o dominio del pueblo, no es hacer cada uno lo que le dé la gana, sino que es el pueblo el que elige a los que quiere que les gobierne, a los que les mande, y claro eso tiene un precio, independientemente de que lo hagan bien o mal. Si los elegidos para mandar lo hacen con fidelidad, tesón y esmero, el resultado, en conjunto, lógicamente será el progreso y si, por el contrario, se relajan en sus obligaciones, pierden el interés y sólo quieren estar como figurantes y para afanar cada uno cuanto pueda, el resultado obviamente resultará desastroso y será el pueblo el que pague los desmanes a un precio muy por encima del valor de mercado. Y da igual que sea monarquía, república o régimen dictatorial, que si el que gobierna no se rodea de buenos colaboradores, que sean serios y coherentes al igual que él, acabará fracasando y será el pueblo, como siempre, el que habrá de pagar el importe de cuanto cueste aupar el país a su prístino estadio de bienestar y progreso.


Arcos de la Frontera (Cádiz), 17 de septiembre de 2012
Salvador Hueso Sañudo

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