jueves, 5 de julio de 2012

REFLEXIÓN SEMANA DEL CONSEJO LOCAL DE HERMANDADES Y COFRADÍAS DE ARCOS

El domingo anterior los textos litúrgicos se centraban en la potencia de la fe. El presente domingo están centrados en las dificultades para creer y en la actitud de los hombres ante ellas. Los israelitas, a los que dirige su palabra el profeta Ezequiel, dudan de la fidelidad de Dios que les ha abandonado a su propia suerte en el exilio de Babilonia. Ante esta situación se rebelan y su corazón se endurece para las cosas de Dios (primera lectura). Los nazaretanos sufren también una crisis de fe ante Jesús que, por un lado, ha obrado grandes signos y milagros, y, por otro, es uno más entre los habitantes de Nazaret, es "el hijo del carpintero" (Evangelio). Pablo no está exento de dificultades en su fe, pero se mantiene firme porque una voz en su interior le repite: "Te basta mi gracia" (segunda lectura).
Las dificultades de la fe hoy. El creer encuentra dificultades en cualquier época y en cualquier punto de la tierra. ¿Cuáles son las dificultades que hoy encuentran nuestros contemporáneos en su camino de fe? Algunas son las de siempre, pues la fe es un don y hay que acogerlo en la oración y con humildad. En nuestros días se han acentuado algunas dificultades. Por ejemplo, el desinterés más o menos marcado por lo que no sea inmediato y aporte algo útil al hombre hoy, aquí y ahora; la excesiva confianza en la razón científica, en prejuicio de la razón filosófica que predispone para la fe; el espíritu relativista dominante, amplios sectores de la sociedad, en los que "Dios" es un punto de vista más, en concurrencia con otros aparentemente más atractivos; no pocas veces se menciona también la imagen de una Iglesia retrógrada, enrocada en el pasado en la propuesta de algunas verdades dogmáticas o morales. Hay todavía quien dice no creer porque la fe le aliena y le hace soñar en un mundo inexistente, quitándole energías para trabajar en el mundo en que vive; o quien piensa que la fe es cosa de "viejas"... Bueno, imagino que tú podrás añadir algunas dificultades más a la lista...
"Fuertes en la fe". Si mil tentaciones no hacen una caída, tampoco mil dificultades hacen una sola duda de fe. No. Las dificultades son "magníficas" para fortalecer nuestra fe, si las sabemos afrontar con valentía y con decidida coherencia. ¿Viene una dificultad? Ora, en primer lugar. Luego, crécete ante ella, de manera que te parezca pequeña, aunque sea grande. Piensa también que te va a ayudar a madurar tu fe, porque una virtud no probada siempre será una virtud inmadura. No te olvides, por otra parte, de estar vigilante, porque, si vigilas, la verás venir y buscarás el modo de defenderte y de atacarla. No te olvides tampoco de que no eres el único en tener esa dificultad; de que antes que tú ha habido muchos que la han tenido y la han superado; y de que ahora mismo que tú tienes esa dificultad de fe la están teniendo otros como tú en alguna parte de nuestro planeta, y están luchando como tú para vencerla. Y, ¿por qué no acudir a alguien que te eche una mano, alguien experto en estas cosas de fe, como puede ser un sacerdote amigo, una religiosa que trabaja en tu parroquia, un parroquiano que ha pasado por tu misma prueba y la ha superado felizmente? ¡Es hermoso sentir la solidaridad, la compañía, el apoyo humano y espiritual de una persona amiga!

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