HIJO DE LA VIOLENCIA
Hoy quiero hacerte llegar
Eso que mi corazón siente,
Porque no quiero ni pensar
Decírtelo frente a frente.
Padre, ya he cumplido diez años,
Ya sé bien escribir
Y en estas líneas te escribo
Lo que te quiero decir.
En mis años por el mundo,
Aún no he podido entender,
¡Porqué me haces tanto daño
Maltratando a esa mujer!
Ella te quiere,
Pero no es feliz,
La he visto llorar a solas,
¡sé que lo hacía por ti!
Las lágrimas de sus ojos
En mi pecho son canales
Que me calan hasta el alma
¡ esa mujer es mi madre!
Yo te aseguro que ella
Por mi daría la vida,
Pero no quiero que sea la estrella
Que desde el cielo me ilumina.
Padre, ¡oye bien lo que te digo!
Te lo pido por tu madre,
Porque tú, también eres hijo,
Y llevas su misma sangre.
A su delicada tez,
La esconde el color del lirio
Y mi corazón se estremece,
Porque sufro su martirio.
Sumida en su amargura,
En las noches se desvela,
Son momentos de locura,
Mi corazón se envenena.
Siempre la veo angustiada,
Deprimida, asustada, nerviosa,
Su cara a veces mojada,
Apenada, triste y ojerosa.
…Hoy diez años después,
Aún conservo aquella carta
Que te escribí aquella vez.
En ella te suplicaba
Con sólo diez años de edad,
Pese a mis ruegos y lágrimas,
De ella no tuviste piedad.
¡Alma ingrata de asesino!
Pues muerte diste a mi madre
Siendo yo sólo un chiquillo.
Hoy estás entre rejas,
Frías rejas de la cárcel,
Cárcel de tormento y niebla,
Cárcel de amargura y sangre.
Eres mi padre, ¡más no te quiero!
Aunque lleve tu sangre,
En mi olvido quedarás,
Olvido de muerte, olvido de miedo.
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