Cuna de escarcha y lodos,
cuna del desamparo,
arropada por la inocencia
nació el sufrimiento temprano.
Entre paredes mediocres,
embriaguez, somníferos
y oscuridad,
pasaba las horas muertas
con mi llanto y soledad.
Sueños de monstruos y brujas,
en mis noches me aterraban,
queria huir de sus garras
pero siempre me alcanzaban.
¿Dónde estaría esa estrella
que en mi cielo yo no hallaba?
¿dónde estarían esos brazos
que de amor me culminaran?
Al alba una luz tenue
traspasaba los cristales,
otro día nacería,
tamblaba mi corazón
pensando...Que igual que ayer sería.
En el colegio de las hostilidades
con poca edad aprendí,
que un camino largo y espinoso me aguardaba,
y no de rosas ni jazmín.
Cabalgué por mucho tiempo
a la grupa de la indiferencia,,
inventándome un mundo nuevo
al llegar a mi adolescénsia.
Con un lápiz de ilusión
me dibujé una sonrisa,
al conocer el amor,
amor sublime, de fresca brisa.
Brisa de caricias frescas,
más en vendaval se transformó,
arrasando mis sentimientos
sin importarle mi dolor.
Boda de armiño blanco,
blanco armiño por fuera,
por dentro, negro de espanto.
Gritos perturbadores,
un sin fin de sin sentidos,
amor, odio encadenados,
resentimientos compartidos.
Flores del jardín tenebroso
apocados por el miedo,
fruncían dus lindos rostros,
olvidaban se de sus juegos.
Muerte y dolor,
ante ojos inmaculados,
repitió se la misma historia
que viví en mi amargo pasado.
Vagó mi alma descalza
en mis perpetuos sueños penosos,
se desvanecia mi amor callado,
como pompas de jabón
que estallan sin ser ruidosos.
Culpas, incoherencias, lágrimas,
desilusión, amargura, odio, rencor,
impotencia...
Mi corazón malogrado
entregué al amor para sanarlo,
¡con dagas de doble filo
terminaron de desgarrarlo!
Hoy , mi corazón ahogado
emerge de las turbulentas aguas,
aunque del todo, aún no ha sanado.
Qué ironía de esta vida!
a menudo tropecé,
pues quien más debió quererme
me hundió, en el pozo del desdén.
A. katy Guzmán
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