Si le pagan con una “monea”, no sólo diré falsa sino atípica, le sugiero que lo haga con la misma cuando haya de saldar alguna cuenta con la persona de la que recibió el depreciado metal.
Los productos, servicios y comportamientos que se nos ofrecen en el diario vivir de una sociedad agitada, consumista y llena de compromisos, si lo que nos vendieron o sirvieron resultó no tener la calidad o resultado que nos pronosticaron, es de justicia que en la inmediata y posterior situación al evento les paguemos con la misma plata que nos dieron, manera de actuar que sin duda sus destinatarios percibirán que nos dimos cuenta de la jugada y de la mala fe esgrimida.
Algunas personas intentan con actitudes poco honestas tomarnos por imbéciles o de no alcanzar el coeficiente mínimo de inteligencia para ser considerado como un ser normal, y nos hacen, o lo pretenden, artificios o maquinaciones obsoletas pasándose de listos. Ante ese tipo de gentes es bueno no anonadarse y plantarles cara para que se den cuenta que se están equivocando y que estamos percibiendo sus aviesas maneras de proceder pero que, por prudencia, en sus primeros envites les hemos tolerado sus insidias y deslealtades, pero en la primera ocasión, para que bien lo recuerden, les devolveremos la jugada pagándoles con los mismos dineros que nos entregaron en la no muy lejana transacción comercial, especulativa o afectiva que tuvimos con ellos.
Arcos de la Frontera (Cádiz), 13 de marzo de 2012
Salvador Hueso Sañudo
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