Recordando a Manuel Pérez Regordán
No sé exactamente cuando hablé con él la primera vez, pero debió ser sobre el 2001, si bien lo conocía de toda mi vida. A partir de aquel primer contacto surgió un buen entendimiento y pronto la amistad.
Pérez Regordán era un hombre afable; cortés en sus comportamientos, de elocución erudita y memoria gráfica. Cualidades todas ellas que sin darte cuenta te atrapaban y tenía en el bolsillo.
Una vez me pidió que participara como ujier en un singular y resonado evento de cariz histórico-conmemorativo que se desarrolló en el casco antiguo revolucionándolo y al que no hallé elementos de juicio para eludirlo.
En el mundo de la investigación histórica de Arcos fue un trabajador incansable que cada día se levantaba sobre las cuatro de la madrugada para sentarse frente al teclado del ordenador hasta media mañana.
En cierta ocasión hube de ir a su casa para que me cambiara uno de los ejemplares (por error de imprenta) de su gran obra en cuatro tomos “La historia de Arcos a través de sus calles”. Era mediodía y tenía la mesa puesta. Ante tal situación opté por marcharme y volver en otro momento. Pero no, no hubo manera, porque no sólo él sino, además, su mujer e hijo, Mari Pepa y José María, me convencieron y hasta hube de aceptarles un tinto y aperitivo dada la cordialidad y exposiciones dialécticas que me esgrimieron y, por añadidura, el Ilustre Cronista, no consintió cambiarme el libro sino que me dio otra obra completa.
Manuel Pérez Regordán, investigador, historiador y cronista de Arcos nos abandonó pronto, el 06/03/08, pero su legado y recuerdo están presentes en todo arcense que se precie de serlo.
Arcos de la Frontera (Cádiz), 20 de febrero de 2012
Salvador Hueso Sañudo
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