VUELVO A CASA POR NAVIDAD
Llega la navidad, ese tiempo de unidad familiar, de recuerdos de aquellos que no pasarán estas fiestas con nosotros. En noviembre, cuando apenas quedan semanas para entrar en estas fechas, todos nos planteamos dónde pasar el último mes del año...no tengo dudas, Arcos de la Frontera es mi destino. Siempre lo ha sido. Por qué cambiar un pueblo donde las calles se convierten en pequeños belenes vivientes, en esta época, por una ciudad más fría y llena de personas que corren de un lado hacia otro cargadas de bolsas sin dirección.
Mi pueblo embriaga de ternura, de amistad y buenas sensaciones en estas fechas.
Las familias, los amigos y las asociaciones de vecinos se reúnen para celebrar zambombas y buñuelás en locales, bares y casas del casco antiguo de Arcos. Una localidad de poetas que en estas fechas abre las puertas de sus iglesias y salones culturales para disfrutar de dioramas, de escenas bíblicas. El olor de sus calles a un incienso especial, siempre es el mismo, como a rama de olivo quemada. El gran Belén viviente se celebra el fin de semana anterior a la nochebuena, y el casco antiguo de Arcos es testigo del gran recorrido que componen cada una de las escenas de la vida de Jesucristo, desde los oficios de San José en la carpintería, hasta el nacimiento del Mesías. Declarado de interés turístico nacional, el Belén es visitado por más de 20.000 personas cada año.
La navidad aporta olores diferentes, comportamientos más solidarios en cada esquina, donde Hermandades y Cofradías recaudan alimentos en las puertas de los supermercados para que los más necesitados puedan celebrar también la navidad.
La cercanía entre las familias está latente en cada hogar, ya piensan todos en qué harán, cómo lo harán, para que sea una noche mágica la del 24 de diciembre. Este año, las familias se sentirán más unidas que nunca, ya que Arcos se encuentra entre los diez primeros municipios españoles con mayor tasa de desempleados. Por ello, prefiero mi pueblo, a mi gente...a los que necesitan una navidad diferente. Cualquier otro destino me haría alejarme de mi realidad. Quizás estas fechas sean duras, las caras de muchos estén tristes por razones económicas, por la falta de algún ser querido...pero al mismo tiempo, la familia y amigos demuestran su afecto y solidaridad y la navidad recobra en estos tiempos su verdadero significado. La navidad es eso: amor, unidad, solidaridad, empatía...sentimientos que quizás antes, cuando no necesitábamos de nada, lo oíamos como un tópico. A veces es necesario sentir que podemos flaquear en algunos aspectos para valorar lo que realmente importa.
Aquellos que marcharon para estudiar, para trabajar o hacer sus familias lejos de Arcos, vuelven en estos días. Cuando regresan por navidad a los hogares que los vieron crecer, la silueta de Arcos luce más bonita que nunca, es como si las luces que alumbran su peña brillara porque ya estamos todos. Es un tiempo mágico que debe de quedar por encima del consumismo, donde reine la paz y la familia sea el pilar fundamental. Una navidad diferente cada año, aunque en el mismo lugar, con la misma gente, y con la esperanza de que sea así por mucho tiempo. Es Arcos de la frontera la que reporta vitalidad, sensaciones maravillosas a mi persona y la que transmite la verdadera navidad en el corazón de todo aquel que lo visita en estas fechas o en cualquier día del año.
Inma Navas
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