lunes, 17 de octubre de 2011

SÓLO YO SÉ

Sólo yo sé

Frente a esta página en blanco, surgen los pensamientos y el dolor se agolpa en mi garganta escapándose de mis ojos con lágrimas que trato de tragarme, ¿por qué no llorar libremente?, porque sé que es mi mente que está haciéndome otra de sus jugadas, engañándome, haciéndome creer que debo sufrir, por ese alguien que no siente por mí…
No puedo amar románticamente, a alguien que no le atraigo, eso es juego de mi ego, porque lo ve especial, y ¿acaso todos no lo somos realmente? Sólo sé que valgo, y mucho, sólo sé que tengo sueños, y que exteriorizo mi pena escribiéndome y leyéndome a ratos, sólo sé que tengo un gran valor y si existe alguien que no lo ve así, allá él, no me llenaré de resentimiento, no odiaré, a quien no lo merece, porque no es su culpa no amarme, cómo mi mente ilusoria me hace creer que debería hacerlo.

Pero en medio de esta pena que me embarga hay algo oculto en lo más profundo de mi ser, que grita una realidad incuestionable, jamás se ha de sufrir sin causa, por alguien que no siente lo mismo por ti, es perder tiempo y derrochar energía que ha de ser bien canalizada. Pienso todo esto mientras el nudo en mi garganta casi no me deja respirar y este pesar rotundo y necio me hace suspirar de dolor por lo que no puede ser.

Rememoro mi pasado y entiendo con molestia y rabia, que este mismo sentimiento lo experimenté con alguien más, y que resultó ser, mentira de mi mente, mentira del ego que me dibujo, castillos y príncipes soñados, a medida que avanzaba y me hizo creer una y otra vez, que era este o era aquel, y con todos pasé por el mismo dolor, entonces, ¿cómo creer que es verdadero? ¿Algo que se repite cómo una mala película?

Llegó el momento de darle un alto a eso, llegó el momento del perdón, perdonar mis relaciones, limpiar mi mente recomenzar, creer en la realidad de mi vida, comprender que éste o aquel ser humano no es más que un prójimo existiendo y aprendiendo en la misma escuela que yo, no exigiéndole más de lo que es capaz de darme, y sobre todo entendiendo que Solamente yo puedo brindarme el verdadero amor que necesito para continuar.

Esta bien, sufro hoy este amor sentimental no correspondido, pero estoy convencida que las relaciones son espejos del alma, debe haber algo en mí que no amo, algo que esa persona cómo otras anteriormente me negaron y que añore mucho, porque de seguro no poseo. Y con gran valentía padeceré este amor romántico que mi mente se encarga en mostrarme cómo realidad, este sufrimiento de seguro tiene algo que mostrarme, algo que aprender.

La vida puede llegar a ser muy vacía si la vemos sólo con los ojos de la mente caprichosa, hay que buscar en lo interno el real valor de la misma, y sentir las heridas que sólo nos retraen a la inmensa sinceridad del espíritu, nuestro espíritu que mandamos a deambular por ególatras superficialidades, dejándolo huérfano de virtudes verdaderas.

Estoy sufriendo y sólo yo sé, que es por tonterías, por falsedades de mi vanidad femenina, lo sé y no lo he podido o quizás no lo he querido vetar, porque las personas normalmente buscamos el dramatismo para sufrir por banalidades, ¿Acaso no fue así en el pasado? ¿Acaso no sufrí antes con la misma intensidad?, y luego todo cómo un espejismo desapareció, ¿por qué no entender que esto que sucede también y es parte del 50% de ilusión que vivimos a diario?, entender de una vez, que la mente ama el drama, y nos convierte en sus esclavos, si no tomamos riendas sobre ella.

En estos momentos de superfluo sufrimiento, en estos momentos, cuándo mi cuerpo se estremece por un dolor sin causa, necesito el silencio de mi alma, y la soledad de mis sentidos para meditar, sobre la grandiosidad del universo en mi ser y comprender mi verdadera valía, mirar más allá de los limites de mi conciencia humana y enamoradiza y trascender del amor especial al general que nos ofrece el poder superior, que no roba la calma, sino que al contrario brinda paz verdadera.

Sonreír, sólo yo sé sonreír, en medio de la tragedia, por mí, por mi salud, por mi felicidad, sonreír ante lo que no tiene consistencia, ante las vicisitudes que son sólo sombras que desaparecen al llegar la luz del entendimiento, algo debo aprender de esto, algo debo ganar de todo este pesar que me embargo por cierto tiempo…

Y ahora aquí frente a mí misma, comparando mi pasado concluyo que en realidad no vale la pena sufrir por lo efímero y volátil de un amor fantasmal producto de mis aspiraciones cúrsales, cuándo se puede disfrutar del gran amor hacía mi prójimo, deseándole lo mejor, aún no estando conmigo…

Es un gran alivio el sentir esa especie de redención, la redención de la entrega, ese decir, acepto no me amas como soñé o vi en aquella telenovela, pero somos todos partes del mismo universo y el amor real trasciende diferencias y distancias, eres mi prójimo y tu bienestar es el mío, Me perdono por incluirte en un mundo mínimo porque te excluya del total y verdadero, el de toda la raza de seres amados y especiales para el poder superior.

Sólo yo sé lo liberador de este sentimiento cuándo lo hacemos con sinceridad, cuándo lo único que deseamos en vez de posesionar es amar inconmensurablemente, sabiendo que la vida en este planeta pasa infracción de segundos, por eso hoy tú ser por el cual llore, te digo que te amo y a ti y a ti también y apodos los hermanos que me acompañan en este viaje terrenal…

Pero sin exclusividad, sólo con amor sincero y desinteresado, y sugiriendo a todo aquel que padece la confusión del amor romántico no correspondido, que el hecho no es dejar de creer en el amor, sino extenderlo hasta que arrope la pena y el dramatismo y lo lleve a todo a una completa comprensión. Sólo yo sé lo mucho que soy capaz de amar cuándo no quiero posesionar.

El amor romántico y excluyente casi siempre sólo trae dolor y sufrimientos, es bueno transformarlo en el real amor a todo lo hecho por el creador con divina devoción, todos merecemos ser amados en especial, sentir aprecio por nosotros mismos.
Colaboración de Smirna
Venezuela
www.tubreveespacio.com 

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