jueves, 20 de octubre de 2011

FÁBULA DE SAMANIEGO

Fábula XVI

16. Las ranas pidiendo rey

Sin Rey vivía, libre, independiente,
El pueblo de las Ranas felizmente.
La amable libertad sola reinaba
En la inmensa laguna que habitaba;
Mas las Ranas al fin un Rey quisieron,
A Júpiter excelso lo pidieron;
Conoce el dios la súplica importuna,
Y arroja un Rey de palo a la laguna:
Debió de ser sin duda buen pedazo,
Pues dio su majestad tan gran porrazo,
Que el ruido atemoriza al reino todo;
Cada cual se zambulle en agua o lodo,
Y quedan en silencio tan profundo
Cual si no hubiese ranas en el mundo.
Una de ellas asoma la cabeza,
Y viendo a la real pieza,
Publica que el monarca es un zoquete.
Congrégase la turba, y por juguete
Lo desprecian, lo ensucian con el cieno,
Y piden otro Rey, que aquél no es bueno.
El padre de los dioses, irritado,
Envía a un culebrón, que a diente airado
Muerde, traga, castiga,
Y a la mísera grey al punto obliga
A recurrir al dios humildemente.
«Padeced, les responde, eternamente;
Que así castigo a aquel que no examina
Si su solicitud será su ruina.»

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