viernes, 7 de octubre de 2011

ARTICULO OPINIÓN DE SALVADOR HUESO SAÑUDO " EL OLIVO "


 El olivo

(A Ramón Hueso Muñoz)


Desde donde estoy sentado, en lontananza, columbro un pequeño olivar de centenarios ejemplares. De esos olivos que cada vez están quedando menos. De los que precisan de un par de hombres para abarcarlos y en los que la multitud de recovecos existentes en su descascarado tronco constituye un mundo de vida de variopintos insectos y guarida de sabandijas.
El olivo centenario, ese que ha venido arrancándose de un tiempo acá y ahora exhibe su descomunal tronco en parques y jardines, es todo un señor, y como tal merece un respeto, un culto, por su longevidad austera.
La acción benefactora del olivo a la humanidad ha sido manifiesta a lo largo de la historia, proporcionando cada año su cosecha pese a vegetar en terrenos áridos y pedregosos donde con las solas excepciones de la higuera y el almendro ningún otro frutal se da bien.
 No es el fruto del olivo como el de cualquier otro árbol sino que −con la salvedad de la higuera que nos brinda la breva y el higo− se obtienen de él dos tipos de alimentos exquisitos: la aceituna de verdeo aliñada o encurtida y el dorado y rico aceite de oliva que se consume en todo el mundo.
−¿Hay acaso mayor belleza, a partir de noviembre, que un olivo de cientos de años mostrándonos con sumisión y prodigalidad sus negras perlas, dispuestas a que sean consumidas o llevadas al algorín en espera de que, el cagarrache, ordene extraerles de sus íntimas entrañas el más viejo, preciado y nutriente de los alimentos del hombre?


Arcos de la Frontera (Cádiz), 26 de septiembre de 2011
Salvador Hueso Sañudo

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