jueves, 16 de mayo de 2024

NUEVO DÍA

 


Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital.
A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el líquido de sus pulmones.
Su cama daba a la única ventana de la habitación.
El otro hombre tenia que estar todo el tiempo boca arriba.
Los dos charlaban durante horas.
Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones.
Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades, colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago.
Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas.
Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris.
Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad.
El hombre de la ventana describía todo esto con un detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que estaba pasando.
Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas.
Una mañana, la enfermera de día entró con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía.
Se llenó de pesar y llamó a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.
Tan pronto como lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana.
La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación.
Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo el mismo.
Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama... y se encontró con una pared blanca.
El hombre preguntó a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana.
La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico:
"Quizás sólo quería animarle a usted"


Es una tremenda felicidad el hacer feliz a los demás, sea cual sea la propia situación.

El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble.

Si quiere sentirse rico, solo cuente todas las cosas que tiene y que el di
nero no puede comprar.


NUEVO DÍA

 

Dios no elige personas capacitadas, Él capacita a los elegidos.

Uno con Dios es mayoría.

¿Quieres ayudar? Entonces involúcrate con quien necesita ayuda. ¿Quieres hacer la diferencia? Sé diferente. ¿Quieres ser usado por Dios? Ponte a Su disposición.

Nunca pongas un punto de interrogación, donde Dios ya puso un punto final.

Debemos orar siempre, no hasta que Dios nos escuche, sino hasta que podamos oír a Dios.

Dios no habla con personas apresuradas y sin tiempo.

Con Jesús, jamás una desgracia será la última noticia.

Moisés gastó 40 años pensando que era alguien, 40 años aprendiendo que no era nadie y 40 años descubriendo lo que Dios puede hacer con un NADIE.

Sólo tendré todo de Dios, cuando El tenga todo de mí.

Solamente soy un detalle, pero con Jesús, hago la diferencia.

La fe se ríe de las imposibilidades.

Nada está fuera del alcance de la oración, excepto lo que está fuera de la voluntad de Dios.

Perdonar es la mejor manera de vengarse.

La tristeza mira hacia atrás, la preocupación mira alrededor, la fe mira hacia arriba.

El tiempo es de lejos más valioso que el dinero, porque el tiempo es INSUSTITUIBLE.

No temas la presión, recuerda que ella transforma el carbón en diamante.

Lo más importante no es encontrar la persona correcta, y sí ser la persona correcta.

No confundas la voluntad de Dios, con el permiso de Dios, no todo lo que ocurre es de Su voluntad, pero nada ocurre sin Su permiso.

Uno no cree realmente en Dios, hasta que uno cree que Dios puede hacer lo imposible.