NUEVO DÍA


Un hombre se sentó una vez a cenar con su familia.
Antes que comenzaran a comer, los miembros de la familia unieron sus manos alrededor de la mesa y el hombre hizo una oración, agradeciendo a Dios por el alimento, las manos que prepararon y por la fuente de toda vida.

Durante la cena, sin embargo, él se quejó por lo viejo que estaba el pan, el amargor del café y por un poco de moho que encontró en una punta del pedazo de queso. Su hija la preguntó:

-¿Papá, crees que Dios te oyó dando las gracias antes de la cena?

-Por supuesto, querida le respondió con confianza.

Luego ella le inquirió:

-¿Crees que Dios escuchó todo lo que e dijo durante la cena?

El hombre le respondió:

-Pues sí, yo creo que sí. Dios escuchó todo.

Ella pensó por un momento y luego argumentó:

-¿Papi, cuál de las dos conversaciones piensas que Dios creyó?

El Señor escucha todo lo que decimos durante el día, no solo esas palabras que están dirigidas a él en específico. Una vez que has dicho algo, no puedes tomarlo de regreso. ¿Te molestaría si Dios escuchara tu conversación?

Vez que se escapa una Palabra, No puede ser Recogida