Si
no existieran limitaciones que superar, la maravillosa riqueza de la
experiencia humana perdería parte de su gozo. La hora pasada en la cumbre no
sería ni la mitad de estupenda si no hubiera valles oscuros que atravesar.
Helen Keller.
Durante
su primer año en el mercado, la empresa Coca-Cola vendió solo cuatrocientas
botellas.
Cuando
estaba en la secundaria, Michael Jordan, el superastro del basketball, fue
separado del equipo de basket de su escuela.
Sheila
Holzworth perdió la vista cuando tenía solo diez años. El soporte de ortodoncia
que le rodeaba la cabeza se soltó y se le clavó en los ojos. Pese a la ceguera,
llegó a ser una atleta de celebridad internacional; entre sus logros se cuenta
el haber escalado la helada cumbre del monte Rainier, en 1982.
Rafer
Johnson, el campeón de decatlón, nació con el pie zopo.
El
primer libro de cuentos infantiles del doctor Seuss, Pensar que lo vi en la
calle Mulberry, fue rechazado por veintisiete editoriales. La número
veintiocho, Vanguard Press, vendió seis millones de ejemplares del libro.
John
Bunyan escribió El progreso del peregrino mientras estaba preso en una cárcel
de Bedford por sus opiniones religiosas.
Sir
Walter Raleigh escribió la Historia del mundo durante un confinamiento de trece
años.
Martín
Lutero tradujo la Biblia estando prisionero en el Castillo de Wartburg.
Thomas
Carlyle prestó el manuscrito de La Revolución Francesa a un amigo, cuyo criado
lo usó desaprensivamente para encender el fuego. El escritor, al saberlo,
volvió con toda calma al trabajo y lo reescribió.
Winston
Churchill no logró ser admitido en las prestigiosas Universidades de Oxford y
Cambridge porque "su conocimiento de los clásicos era deficiente"
En
1905, la Universidad de Berna rechazó una tesis doctoral por considerarla
irrelevante y fantasiosa. El joven estudiante de física que la redactó era
Albert Eisntein, quien, a pesar de la decepción, no se dejó amilanar.
Jack Canfield y Marck Victor Hansen.