viernes, 1 de septiembre de 2017
NUEVO DÍA
Recuerdo
de mis días de adolescente, que a mi mamá le gustaba hacer el desayuno, el
almuerzo y la cena.
Una noche, hace ya más de 40 años, después de un largo y duro día en casa, mi madre sirvió en la mesa un plato de huevos, salchichas y pan quemado frente a mi padre. ¡Recuerdo estar esperando para ver si alguien lo notaba!
Sin embargo, aunque mi querido padre lo vio, tomó un pan, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela.
No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y comérselo todo.
Cuando me levanté de la mesa esa noche, escuché a mi madre darle las disculpas a mi padre por los panes quemados. Nunca voy a olvidar lo que él dijo:
"Tranquila gordita, me encanta el pan quemado."
Más tarde, esa misma noche, fui a despedirme de mi padre y le pregunté si a él, en realidad, le gustaba el pan quemado. Me abrazó y dijo: "Tu mamá tuvo un día muy duro, está muy cansada, y además, el pan un poco quemado no le hace daño a nadie”…
La vida está llena de cosas y personas con defectos. Yo no soy el mejor en casi nada, me olvido de los cumpleaños, de los buenos modales y aniversarios como mucha gente. Pero lo que he aprendido con los años, es a aceptar los defectos de cada uno y he decidido olvidar cada una de las diferencias con los demás. Esto es una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera... donde un “pancito quemado” no va a romper un corazón.
Podríamos extender esto a cualquier tipo de relación. ¡De hecho, la comprensión es la base de cualquier relación; ya sea esposo-esposa, o padre-hijo o maestro-estudiante... o cualquier tipo de amistad!
Así que, 'Por favor: ¿me pasas un pan?' y 'Sí… no te preocupes, el quemado está bien'…
Seamos más amables de lo necesario, posiblemente muchas de las personas que conocemos, en este mismo momento, están librando algún tipo de batalla.
Una noche, hace ya más de 40 años, después de un largo y duro día en casa, mi madre sirvió en la mesa un plato de huevos, salchichas y pan quemado frente a mi padre. ¡Recuerdo estar esperando para ver si alguien lo notaba!
Sin embargo, aunque mi querido padre lo vio, tomó un pan, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela.
No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y comérselo todo.
Cuando me levanté de la mesa esa noche, escuché a mi madre darle las disculpas a mi padre por los panes quemados. Nunca voy a olvidar lo que él dijo:
"Tranquila gordita, me encanta el pan quemado."
Más tarde, esa misma noche, fui a despedirme de mi padre y le pregunté si a él, en realidad, le gustaba el pan quemado. Me abrazó y dijo: "Tu mamá tuvo un día muy duro, está muy cansada, y además, el pan un poco quemado no le hace daño a nadie”…
La vida está llena de cosas y personas con defectos. Yo no soy el mejor en casi nada, me olvido de los cumpleaños, de los buenos modales y aniversarios como mucha gente. Pero lo que he aprendido con los años, es a aceptar los defectos de cada uno y he decidido olvidar cada una de las diferencias con los demás. Esto es una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera... donde un “pancito quemado” no va a romper un corazón.
Podríamos extender esto a cualquier tipo de relación. ¡De hecho, la comprensión es la base de cualquier relación; ya sea esposo-esposa, o padre-hijo o maestro-estudiante... o cualquier tipo de amistad!
Así que, 'Por favor: ¿me pasas un pan?' y 'Sí… no te preocupes, el quemado está bien'…
Seamos más amables de lo necesario, posiblemente muchas de las personas que conocemos, en este mismo momento, están librando algún tipo de batalla.