sábado, 8 de agosto de 2015
NUEVO DÍA
QUE REFLEJAS
…
Un día llegó un grupo de escaladores procedentes de alguna ciudad.
Ciertamente fue un evento de lo más insólito. No estuvieron allí más de tres
horas.
Mientras los montañeros reposaban un poco, una de las muchachas
sacó de la mochila un espejito de mano. En unos instantes se vio rodeada de un
ejército de niñas pequeñas que la miraban en silencio abriendo y cerrando los
ojos con la solemnidad que da el asombro. Nunca habían visto un espejo.
- ¿Qué es eso que tienes en la mano? -le preguntó la más pequeña
señalando el espejo con su dedo regordete.
- ¿Esto?... ¡Un espejo! -dijo la muchacha- ¿Nunca has visto uno?
El grupo de niñas negó al unísono moviendo la cabeza y sin separar
la vista de aquel objeto maravilloso. Verlas era un espectáculo encantador e
incluso la escaladora, acostumbrada a grupos de admiradores, quedó prendida de
su sencillez.
- ¡Qué cosas! -dijo- Tú nunca has visto uno y yo no podría vivir
sin él... toma, te lo regalo.
Y entregó el espejito a la más pequeña. La niña clavó los ojos en
su mano, asombrada, después sonrió y mirando intensamente a la chica le dio un
sonoro beso en la mejilla.
Pero después de unos momentos la niña volvió y entregó el espejo.
-¿Qué pasó? -dijo la escaladora- ¿No lo quieres?
-No, es que... ¡en éste sólo aparece mi cara! -respondió la niña-
Verse a sí misma todo el tiempo es bien aburrido... ¿no tienes otro donde
aparezcan mi papá, mi mamá y mis amigos?
¿Y tú? ¿Qué tipo de espejo te haría feliz?
"Del que se haga como un niño es el Reino de los Cielos".
Quizás valga la pena entregar el espejo que tienes.
autor desconocido
BUENOS DÍAS DESDE ARCOS DE LA FRONTERA A TODO EL MUNDO
Cuentan que un día un campesino le pidió a Dios le permitiera
mandar sobre la Naturaleza para que -según él – le rindieran mejor sus
cosechas.
¡Y Dios se lo concedió!
Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía;
cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor; si necesitaba más agua, llovía
más regularmente; etc.
Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor
fueron grandes porque resultó un total fracaso. Desconcertado y medio molesto
le preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había puesto los climas que
creyó convenientes.
Pero Dios
le contestó – “Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de verdad convenía.
Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra,
ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla de plagas que la
destruyan…”-
Así nos pasa: queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura,
nada de problemas.
El optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino aquel
que no se asusta ante ellas, no se echa para atrás. Por eso podemos afirmar que
las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas, las
hacen crecer.
Por eso hace falta una verdadera tormenta en la vida de una
persona, para hacerla comprender cuánto se ha preocupado por tonterías, por
chubascos pasajeros.
LO IMPORTANTE NO ES HUIR DE LAS TORMENTAS, SINO TENER FE Y
CONFIANZA EN QUE PRONTO PASARÁN Y NOS DEJARÁN ALGO BUENO EN NUESTRAS VIDAS.