domingo, 19 de julio de 2015
NUEVO DÍA
Cuando nos sentimos
traicionados y abandonados. Cuando nos sentimos desilusionados y ultrajados.
!Entonces es...Cuando nos levantamos!
Entonces es cuando tomas
fuerzas de donde no ves. Te levantas más fuerte que ayer y aunque vuelvas a
caer, esta experiencia pasada te ayudará a levantarte otra vez.
Todos luchamos por no caer
pero caemos... Porque humanos vinimos a ser y algo en esta vida, teníamos que
aprender.
No luches por no caer hasta
los niños lo hacen sin querer. Lucha sólo por levantarte cada vez y con cada
caída aprende lo que tenías que aprender, pero nunca, nunca dejes de levantarte
cada vez.
Camina, nunca te pares por
doquier no vive el que no se levanta, el que sólo se aparta y se lamenta.
Recapacita, analiza tomate un tiempo, pero sólo un tiempo, y luego sintoniza.
Vuelve a tomar las riendas
de tu vida. Pon tus ojos en Jesus y sigue adelante. Devuelvele a tu cara su
sonrisa, a tu cuerpo la brisa, a tu vida y a tu corazón la frescura de la
alegría y la risa.
Porque cada minuto, cada
hora y cada día que pierdes...
!!!Ya no vuelve !!!
BUENOS DÍAS DESDE ARCOS DE LA FRONTERA A TODO EL MUNDO
Cuando mi esposo y yo salimos
por primera vez como misioneros, recuerdo haber estado preocupada por el
crecimiento del materialismo en nuestra sociedad. Nunca se me cruzó por la
mente que yo misma pudiera ser materialista. Después de todo, ¿no habíamos
acaso salido al extranjero con casi nada? ¿No estábamos eligiendo vivir en un
apartamento con muebles muy viejos y en decadencia? Pensaba que el materialismo
no podía tocarnos.
Sin embargo, sentimiento de
descontento gradualmente comenzaron a echar raíces en mi corazón. Al poco
tiempo sentía el hambre y el anhelo de tener cosas bonitas y estaba disconforme
por no tenerlas.
Luego, un día, el Espíritu de
Dios abrió mis ojos con una verdad profunda y perturbadora: el materialismo no
es necesariamente tener cosas, también puede ser anhelarlas. Allí estaba yo...
¡culpable de materialismo! Dios había expuesto mi descontento por lo que era
¡un ídolo en mi corazón! Ese día, cuando me arrepentí de este sutil pecado,
Dios volvió a capturar mi corazón y establecerse allí con Su trono de justicia.
No hace falta decir que a esto le siguió una profunda satisfacción, basada no
en cosas materiales sino a Él.
En el tiempo de Ezequiel, Dios
lidió concienzudamente con este tipo de idolatría secreta. Su trono en la
tierra siempre ha estado en los corazones de su pueblo. Esa es la razón por la
que debemos eliminar de nuestro corazón cualquier cosa que destruya nuestra
satisfacción en Él. -JEY
Un ídolo es cualquier cosa que
ocupa el lugar de Dios.
Fuente: Nuestro Pan Diario.
Publicaciones RBC
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