FABULA DE ESOPO

La langosta y su madre

- No andes atravesada y no roces tus costados contra la roca mojada, - decía una langosta a su hija.
-Madre, - repuso ésta, - tú, que quieres instruirme, camina derecha y yo te miraré y te imitaré.

Antes de decir un consejo, primero dalo con tu ejemplo.


NUEVO DÍA

La vida no es complicada, nosotros la complicamos.
Cuando llegan las dificultades, tendemos a no aceptarlas y se inicia una lucha y una resistencia hacia lo que esta molestándonos  Las dificultades no son complicadas, nosotros las complicamos con inseguridades, frustración, preocupaciones y enojo. No creemos que algo se puede resolver tan fácilmente, claro que muchas cosas no se pueden solucionar de la noche a la mañana pero si depositamos un poco de fé seria el primer paso para avanzar hacia una solución. Nunca un problema es tan malo, pero nuestras expectativas que en su mayoría tienden a ser negativas el problema se vuelve peor de lo que estaba. Por el simple orgullo, el ego y todos esos sentimientos negativos que dejamos nos invadan. No pierdas el control de tus emociones, no compliques algo que no es tan complicado aunque parezca. Si analizas cada detalle del problema y las posibles soluciones, podrás ver más allá de lo que realmente parece ser.

- Bacilio Emmanuel

BUENOS DÍAS DESDE ARCOS DE LA FRONTERA

En el sur de los Estados Unidos existe un tipo de vid que es parásita, sube por los troncos y se adhiere a árboles saludables y fuertes. Esta uva oscura del tamaño de una nuez se usa para hacer dulces y jaleas, y algunos sureños usan la piel para hacer pastel de fruta. El fruto que produce este tipo de vid les ha servido a muchas familias pobres durante muchos años. En años recientes, esta clase de vid se ha hecho más popular y este tipo de uva se puede comprar casi en todas partes en el sur del país.
A pesar de lo gustosa, variada y rica que es, esta clase de vid no puede existir por sí misma. Necesita el soporte de árboles bien firmes y arraigados a los cuales adherirse para sustentarse. Si esta vid se le separa del árbol que le sirve de sostén, se seca y deja de dar fruto.
Como la vid, no podemos sobrevivir sin una total dependencia de Dios. Sin Él no tenemos una verdadera, guía o alimento, y no podemos dar fruto.
Sin embargo, podemos aprender a adherirnos al Señor rindiendo nuestras vidas a Él. Podemos alimentarnos estudiando la Biblia, orando, adorando a Dios, sirviéndole y obedeciéndole de todo corazón. Como la vid, al adherirnos a nuestra Fuente podremos crecer saludablemente y dar mucho fruto bueno.

Fuente: En el Jardín con Dios, Editorial UNILIT