miércoles, 31 de agosto de 2011
REFLEXIÓN DEL CONSEJO LOCAL DE HERMANDADES Y COFRADÍAS DE ARCOS DE LA FRONTERA
Gratitud, amor, fidelidad
Un corazón agradecido busca maneras concretas para corresponder a quien nos lo ha dado todo.
Un corazón agradecido busca maneras concretas para corresponder a quien nos lo ha dado todo.
Hemos recibido regalos maravillosos de Dios: su misericordia, su Amor, su Hijo. Esta verdad toca el corazón de cada bautizado, es el centro de nuestra fe, enciende la esperanza, alimenta la caridad.
Cuando abrimos el alma a los dones de Dios, cuando reconocemos que nos libró del pecado, que nos sacó de las tinieblas, que nos condujo a la luz, que nos abrió las puertas del cielo, surge casi espontánea, gozosa, la gratitud.
Desde la gratitud, ¡qué fácil sería vivir los mandamientos, huir del pecado, enraizar en el amor! Porque un corazón agradecido busca maneras concretas para corresponder a quien nos lo ha dado todo.
Vivir a fondo la gratitud nos aparta, por lo tanto, del mal. Muchos de nuestros pecados surgen porque no somos plenamente agradecidos. En otras palabras, casi no haría falta la penitencia (confesión) si viviésemos a fondo la gratitud.
El Concilio de Trento lo explicaba así: “Si tuviesen todos los reengendrados tanto agradecimiento a Dios, que constantemente conservasen la santidad que por su beneficio y gracia recibieron en el Bautismo; no habría sido necesario que se hubiese instituido otro sacramento distinto de este, para lograr el perdón de los pecados” (Los sacramentos de la penitencia y de la extremaunción, capítulo 1).
La debilidad humana, unida a tantas distracciones que nos impiden reconocer y agradecer a fondo lo que significa ser redimidos, explica ese pecado que nos aparta de Dios, que nos hace ofender al prójimo, que nos destruye internamente.
Por eso, uno de los mejores antídotos contra el pecado radica precisamente en la gratitud. La invitación de san Pablo vale para cada generación cristiana: “Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados. Y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre” (Col 3,15b-17).
La gratitud, al mismo tiempo que nos aleja del mal, nos lleva a la fidelidad, a la entrega, a la búsqueda del bien y de la justicia. Quien es agradecido, no traiciona al Amigo.
Somos fieles, perseveramos firme en la fe, avanzamos en el amor, si continuamente damos gracias a Dios “porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 118).
EL POETA Y LA POESÍA SALVADOR RUEDA
Parecía la amapola
que ayer vi en el cementerio,
sus rojos labios que ansiaban
darme los últimos besos.
que ayer vi en el cementerio,
sus rojos labios que ansiaban
darme los últimos besos.
AMOR SURREAL
Amor surreal
Que sentimiento tan surrealista es el amor. Primeramente te hace volar por cielos lejanos, viendo cosas que sólo un sueño hermoso puede traer, experimentando uno tras otro de instantes sublimes.
Después, cuando llegas al clímax y crees que ya todo los tienes. Tropiezas y caes a lo más profundo de un pozo del cual jamás habías notado su presencia. Por ciego, crédulo, ignorante, que sé yo. Es ahí, en ese repugnante lugar, donde hecho una piltrafa, la caída te hace despertar, sólo para darte cuenta de lo devastador que resultó el golpe.
Respiras agitado, lloras, gritas. Y finalmente, haces lo que tenias que hacer desde un principio, piensas. Te das cuenta de los golpes que sufriste. Los cuales fueron tan profundos que tardará para que todo vuelva a la normalidad.
Son muchos los momentos en los que la soledad consume tus reflexiones, enfría tus deseos y paraliza tu voluntad. En más de una ocasión te separas del camino correcto para en vano tratar de asfixiar tus recuerdos.
Noches enteras se hacen inmensas y días completos transcurren sin ningún horario. Todo parece lejano, opaco, seco y estéril. ¡Pero espera! En una de las largas conversaciones contigo mismo comienzas a divisar entre la penumbra un pequeño ojo luminoso que parpadea agonizante, ese pequeño ojo será tu salvación.
Es curiosamente el amor. Que ha sobrevivido, con muchos apuros al igual que tú, pero lo hizo. Minuto tras minuto, hora tras hora, momento tras momento irán pasando las cosas necesarias que te darán nuevamente la fuerza, la confianza y la esperanza de algún día volver a contemplar aquellos cielos tan altos que sólo volando se pueden observar.
Porque al final de cuentas, todos los días sale el sol aunque no lo notemos.
Después, cuando llegas al clímax y crees que ya todo los tienes. Tropiezas y caes a lo más profundo de un pozo del cual jamás habías notado su presencia. Por ciego, crédulo, ignorante, que sé yo. Es ahí, en ese repugnante lugar, donde hecho una piltrafa, la caída te hace despertar, sólo para darte cuenta de lo devastador que resultó el golpe.
Respiras agitado, lloras, gritas. Y finalmente, haces lo que tenias que hacer desde un principio, piensas. Te das cuenta de los golpes que sufriste. Los cuales fueron tan profundos que tardará para que todo vuelva a la normalidad.
Son muchos los momentos en los que la soledad consume tus reflexiones, enfría tus deseos y paraliza tu voluntad. En más de una ocasión te separas del camino correcto para en vano tratar de asfixiar tus recuerdos.
Noches enteras se hacen inmensas y días completos transcurren sin ningún horario. Todo parece lejano, opaco, seco y estéril. ¡Pero espera! En una de las largas conversaciones contigo mismo comienzas a divisar entre la penumbra un pequeño ojo luminoso que parpadea agonizante, ese pequeño ojo será tu salvación.
Es curiosamente el amor. Que ha sobrevivido, con muchos apuros al igual que tú, pero lo hizo. Minuto tras minuto, hora tras hora, momento tras momento irán pasando las cosas necesarias que te darán nuevamente la fuerza, la confianza y la esperanza de algún día volver a contemplar aquellos cielos tan altos que sólo volando se pueden observar.
Porque al final de cuentas, todos los días sale el sol aunque no lo notemos.
¿El amor es surreal?
Colaboración de Chiwy
México
México
FÁBULA DE ESOPO
La viuda y su oveja
Una pobre viuda tenía una única oveja. Al tiempo de la trasquila, y deseando tomar su lana en forma económica, la trasquiló ella misma, pero usaba la herramienta en tan mala forma que junto con la lana le cortaba también la carne. La oveja acongojada y con dolor, le dijo:
-¿Por qué me maltratas así, ama? ¿En que te puede beneficiar el agregar mi sangre a la lana? Si quieres mi carne, llama al carnicero quien me matará al instante sin sufrimiento, pero si lo que deseas es mi lana, ahí está el esquilador, quien me esquilará sin herirme.
Antes de ejercer una actividad, prepárate y entrénate adecuadamente para ejecutarla bien.
NUEVO DÍA
Muchas veces creemos que Dios no nos escucha, porque no contesta tal como nosotros creemos que debería ser, pero.......
Esta es la historia de un medico que trabajó en África.
Una noche trabajé duro con una madre en su parto, pero a pesar de todo lo que pudimos hacer, ella falleció dejándonos un pequeño y prematuro bebé y una niña de dos años que lloraba desconsoladamente. Tuvimos grandes problemas para mantener vivo al bebé, no teníamos incubadora ni electricidad para hacer funcionar una.
Tampoco teníamos alimento especial para estos casos. Aunque estábamos sobre la línea del Ecuador, las noches a menudo eran frías con peligrosos vientos.
Una estudiante que me ayudaba fue a buscar una cobija de lana que teníamos para los bebés.
Otra fue a atizar el fuego y a cargar una bolsa con agua caliente. Ella volvió casi inmediatamente muy preocupada para decirme que la bolsa se rompió al llenarla. (las bolsas de agua caliente se rompen fácilmente en climas tropicales). ¡Y era nuestra última bolsa!, exclamó. Como se acostumbra en Occidente, no hay que llorar sobre la leche derramada, de modo que en África central se puede considerar no llorar sobre bolsas de agua caliente rotas. Éstas no crecen en los árboles, y no hay farmacias en los bosques donde comprarlas.
"Muy bien" dije, "pon al bebé lo más cerca posible del fuego y acuéstate entre el bebé y la puerta para evitar las corrientes de aire frío. Tu trabajo es mantener con calor al bebé."
Al mediodía, como hacía todos los días, fui a orar con los chicos del orfanato que querrían reunirse conmigo. Les daba sugerencias sobre cosas por las cuales orar, y también les conté del pequeño bebé. Les expliqué nuestro problema de mantener al bebé con calor suficiente, la bolsa de agua caliente que se había roto, y que el bebé podía fácilmente morir si se enfriaba. También les conté de su hermana de 2 años, que lloraba porque su madre había muerto.
Mientras orábamos, una de las niñas, de nombre Ruth, hizo la usual sincera oración que los niños hacen en África. "Dios, por favor, envíanos una bolsa de agua caliente hoy, mañana será demasiado tarde porque el bebé habrá fallecido, por favor envíala esta tarde".
Mientras trataba de contenerme por la audacia de su oración, ella añadió: "y también ¿podrías por favor enviarnos una muñeca de juguete para la niña, así ella puede ver que Tú realmente la amas?"
Como sucede a menudo con las oraciones de los niños, yo fui sacudido. ¿Podría yo decir amén honestamente? ¡Yo no creía que Dios podría hacer esto!
Oh sí, yo sé que Él puede hacer todo; la Biblia dice así. Pero hay límites, ¿no es cierto? La única forma en que Dios podía contestar esta oración en particular, sería si alguien enviaba una encomienda desde el exterior. Hacía ya casi 4 años que estaba en África y nunca había recibido una encomienda.
Y si alguien enviaba una ¿podría ser que incluya una bolsa de agua caliente? ¡Yo vivía sobre el Ecuador!
A media tarde mientras estaba dando clases al grupo de enfermería, me llegó el mensaje de que un vehículo había llegado a mi casa. Para cuando llegué a mi casa el vehículo ya se había ido, pero en la puerta había una caja de unos 11 kilos. Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas, no pude abrir la caja yo solo, llamé a los niños del orfanato para que me ayuden.
Con mucho cuidado sacamos los precintos y empezamos a desempacar con mucha emoción. Había unos 15 chicos observando la gran caja. Comencé a sacar yerseis de colores muy brillantes. Los ojos de los chicos estaban iluminados. Había vendas para los leprosos. También había pasas de uva que serían de utilidad para el fin de semana.
Luego puse mi mano nuevamente en la caja y sentí... ¿podía esto ser cierto? Lo tomé y lo saqué. Sí. ¡Una bolsa de agua caliente nueva! Lloré, yo no había pedido a Dios que nos la mande; yo no creí verdaderamente que Él podía.
Ruth estaba en primera fila. Ella se adelantó y en alta voz dijo, "si Dios envió una bolsa de agua caliente, también debe haber enviado la muñeca". Escarbando hacia el fondo de la caja, ella sacó una hermosa muñeca con un vestido de colores. ¡Sus ojos brillaban, ella nunca había dudado!
Mirándome me preguntó, ¿ "puedo ir contigo y darle la muñeca a la niña, así ella sabrá que Jesús realmente la ama"? "Por supuesto", respondí.
Aquella encomienda había estado de viaje durante 5 meses, la habían enviado mis compañeros de escuela que tuvieron la impresión de obedecer a Dios e incluir una bolsa de agua caliente, aún para la línea del Ecuador.
MEDITACIÓN DIARIA
Dos tortolas ofrecidas en sacrificio Se ofrecían en forma de sacrificio cuando se presentaba a Dios al hijo primogénito. Autor: Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org |
La Redención tiene infinitas facetas para que nuestro corazón, en meditación, las descubra. Cuando rezamos el cuarto misterio gozoso del Santo Rosario, por ejemplo, meditamos la Presentación de Jesús en el templo. Y sabemos que allí recordamos la celebración de un rito que el pueblo judío heredó de las leyes de Moisés: se presentaba a Dios al hijo primogénito en el Templo, en forma de sacrificio. Y la costumbre de los humildes era presentar dos tórtolas como ofrenda. Cuando aquel día José y María ofrecieron a Jesús en el Templo se vivió un anticipo de lo que ocurriría luego: el Cordero de Dios iba a ser verdaderamente ofrecido en sacrificio, para la Salvación de toda la humanidad. Allí el anciano Simeón profetizó a María que su corazón iba a ser traspasado por una espada, por el destino de Cruz que su Hijo iba a enfrentar. Aquí se esconde un gran misterio: se ofrecieron entonces dos tórtolas como símbolo de sacrificio a Dios. Ellas representaban a Jesús y también a María. Se ofreció en sacrificio al Redentor y a la Corredentora, juntos inseparablemente en la obra de la Salvación. Dios Padre recibió la ofrenda de Su propio Hijo y también la de la Criatura más perfecta, verdadera Arca que contuvo y dio su naturaleza humana al Salvador. Las dos tórtolas ofrecidas en sacrificio en Jerusalén dos mil años atrás unieron indisolublemente a Madre e Hijo en la obra de la Salvación, frente a Dios Padre. Jesús murió física y místicamente por nosotros en la Cruz, pero su Madre lo siguió en todo momento, de tal modo que también sufrió místicamente la Pasión de su Hijo amado. Así, el misterio de la Redención va unido al de la Corredención de María. El único y verdadero Salvador de la humanidad no quiso en ningún momento tener a Su Madre lejos de él: espiritualmente ellos siempre estuvieron unidos, como lo están ahora. Estos tiempos son importantes para recibir de nuestra Madre Celestial el consuelo y la guía para que lleguemos a su Hijo. Porque como dijo San Luis Grignion de Montfort: María es el camino más corto y seguro para llegar a Jesús. ¡Jesús y María, sean la Salvación del alma mía! |